domingo, 22 de abril de 2012

Digresiones sobre Take Shelter























  • Es una película sobre el "ser nacional", pero el ser nacional estadounidense. Por eso debe ser vista más como un ensayo político y social más que como un thriller psicológico. 
  • Este es uno de esos casos en los que viene bien leer las críticas en el país de origen, porque destacan algo que resuena de manera especial en el espectador estadounidense al ver este film, y que no es tan fácil de captar en otras partes del mundo: es una descripción alegórica de cómo se ven los estadounidenses a sí mismos hoy. Asistiendo al derrumbe de todo aquello en lo que creen, sin saber si lo que ven es solo un mal sueño o el inicio del Apocalipsis. Digamos, sin terminar de entender si lo que ven a su alrededor es locura, revelación profética o simplemente que los mariscos de la noche anterior les cayeron mal. 
  • Es una película indie, sí, pero que se desmarca del molde narrativo indie con desvíos sutiles y elegantes. Transcurre en el típico suburbio estadounidense de clase media, pero por una vez el protagonista no es un nerd, ni un universitario que vuelve de la gran de ciudad a reflexionar sobre su pasado, sino un obrero. Y a diferencia de las escasas películas indies sobre obreros, no es un film costumbrista. 
  • La iluminación (de Adam Stone) es excelente. Juega con todos los posibles tonos de azul, blanco y gris que el cielo puede ofrecer, hasta convertirlo en un personaje más. 
  • Michael Shannon es lo más parecido que hay hoy a Christopher Walken. 
  • En tema y clima, encuentro a esta película muy, muy cercana a A Serious Man, de los hermanos Coen. Por supuesto, aquí no hay humor grotesco, y además los Coen describen un derrumbe más acotado, el del mundo judío ortodoxo estadounidense. Pero precisamente el legado judío ortodoxo, aunque no se lo mencione explícitamente, ocupa un lugar importante en ese universo que se cae a pedazos en Take Shelter.

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