miércoles, 25 de abril de 2007

Notas sobre Notes on a Scandal


Esa mezcla tan británica de fatalidad anunciada, comentario social y eufemismo venenoso. La cámara sin pretensiones; los actores, con tantas... Poco se puede decir de este drama inglés contemporáneo de manual. Su rectitud es su fortaleza y su debilidad.

Pero sí se puede decir algo de su música: bajar un 1/4 de tono la línea melódica a intervalos regulares no hace que tu partitura sea minimalista o vanguardista, ni aunque te llames Philip Glass.

sábado, 14 de abril de 2007

¿300 inexactitudes?


300 tiene el encanto maldito de las grandes obras de la cultura popular: una sencillez en la superficie que oculta una gran complejidad interior. Uno de los raros casos de cine de culto devenido éxito masivo, limitarse a elogiarlo o criticarlo implica tragarse de un bocado todas las contradicciones que esconde, y hacerlas propias. Por eso, sin ponerse demasiado pesado, conviene separar la hacienda.

El problema de la manipulación de hechos históricos en 300 no tiene tanto que ver con que esa manipulación sea grosera ni con el obvio disgusto que provocan las numerosas inexactitudes en el argumento, sino con la clase de hechos que Frank Miller ha elegido cuidadosamente para ser corregidos y así someter la Historia a su misoginia y maniqueísmo.

Al fin y al cabo, no es mucho lo que se sabe sobre la Batalla de las Termópilas en particular y sobre Esparta en general, en gran medida porque casi no quedaron espartanos sobrevivientes de aquella batalla y porque, como los incas en América, los espartanos no creían que la costumbre de escribir fuera un signo apreciable de civilización.

No pasa nada porque Miller no diga que en Esparta no había un rey, sino dos, o que los éforos no eran sacerdotes, sino gobernantes. Pero cuando le hace decir al varonil rey espartano Leónidas que los atenienses eran "filósofos y pederastas" ("philosophers and boy-lovers", en el original), oculta convenientemente el hecho de que en Esparta, si bien no eran muy dados a la filosofía, practicaban la pederastia con bastante entusiasmo. De hecho, compartir lecho con el tutor formaba parte de la formación militar obligatoria de los ciudadanos durante la juventud.

El look afro de los persas, un pueblo asiático, es otra de las inexactitudes difíciles de explicar, así como el aspecto andrógino de Jerjes.

Es verdad que Esparta era un pueblo que tenía en gran estima a las mujeres por su capacidad reproductora. Pero precisamente por esto, toda la subtrama de la película sobre el escarnio público de Gorgo, la mujer de Leónidas, por su presunto adulterio, es ridículo. De acuerdo con las constumbres espartanas, el adulterio femenino era un práctica tolerada e incluso promovida. Toda con tal de engendrar más espartanos. En defensa de Miller, decir que esa parte de la obra fue agregada por decisión del director Zack Snyder y contra la voluntad del historietista.

Por último, nadie duda del heroísmo de los espartanos, pero cuando se repite una y otra vez que su sacrificio fue "en nombre de la libertad", hay que recordar que estos guerreros llevaron consigo a la muerte a 900 helotes, miembros de un pueblo reducido a la esclavitud por estos paradójicos luchadores de la libertad. Está claro que para ser soldados full-time, como Leónidas se ufana en una parte del film, hace falta que alguien te lave los platos. Y está claro que hay muchos casos en la Historia de pueblos que en la defensa de sus ideales llegan al extremo de violentar los principios que dicen proteger.

Dicho esto, 300 es un triunfo de la estética en el chato dominio del cine industrial contemporáneo. Su mayor mérito es haber terminado de quebrar el problema de las adaptaciones de historietas al cine. La clave era usar al máximo la tecnología para reproducir en detalle el inverosímil entorno del género. A partir de aquí, se abren infinitas posibilidades para desarrollar una relación fructífera entre cine y cómic. Y dado que el primer golpe exitoso en este sentido lo dio Robert Rodriguez con otra obra de Miller, Sin City, hay que reconocerle a este un indiscutible mérito artístico.

lunes, 9 de abril de 2007

Sapitos en picada















Esto es lo que Hollywood entiende por creatividad. Los guionistas de films de animación acaban de descubrir que las ranas molan como personajes secundarios, y están decididos a inundarnos de ellas. Desde el villano Le Frog en Flushed Away hasta el detective de Hoodwinked!, pasando por las ranas musicales de Meet the Robinsons.