domingo, 23 de octubre de 2005

El método: Otra peli era posible


Por Rafael Vidiella

Resumo mucho, porque se sabe: El método es la adaptación cinematográfica de una obra de teatro en la que ambiciosos profesionales, que aspiran a un buen puesto en una multinacional,afrontan una entrevista de trabajo grupal. El método "Grönholm" de selección les convierte en una manada de hienas. Todo transcurre en una oficina, a través de muchos diálogos, gran confianza en el trabajo actoral. La obra de teatro -que no he visto- creo que es más cómica.

En cambio, Marcelo Piñeyro (al que no cuento entre mis directores favoritos) apuesta por el "thriller de ideas". Tensión dramática en perjuicio del humor. A mí el cambio no me gusta.

La película me atraía; más que nada por la presunta crítica al sistema empresarial. Pero no nos habla tanto de eso. De tan gruesos que están hechos sus perfiles, su debilidad, sus defectos, los personajes parecen estar más enfermos que la empresa que degrada. Durante la primera hora de película, la más cómica, conocemos a gente atractiva, con la que podemos identificarnos. Su reacción frente a una entrevista
de trabajo anormal me resulta interesante. Me los creo. Hasta que contemplar lo inadecuado del método deja de ser prioritario. Pasa a serlo descubrir quién es quién, cual de los aspirantes es el topo de la empresa. Poco después, la debacle: empiezan a distraernos con temas sin interés. Propuestas tremendistas, que parecen decisivas, entran y salen sin mayor explicación; estallando primero, pasando después sin más. ¿Tiene algo la comida o sólo les sabe rara? ¿Y todo lo que pasa en los baños? Hay más, pero bueno. Insisto: propuestas para enganchar a la historia principal, que lo único que logran es terminar deformándola.

Por último, una serie de preguntas. ¿No es cierto que los personajes más interesantes son, casualmente, los primeros en salir de la película?. ¿Es necesaria la grosera insistencia en las manifestaciones callejeras, recordando cada cierto tiempo el que "otro mundo es posible"? ¿No son cada vez más patéticas, aburridas, pueriles las expulsiones -lo de la pelotita es de traca-? ¿No da la película la -grave- impresión de quedarse, a propósito, en una crítica intermedia, en un "sí es no es", para no alterar demasiadas conciencias y dejar a todos contentos?

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